jueves, 3 de noviembre de 2011

¿Cuáles consideras que son los principales retos de la diversidad cultural en América Látina?

El principal reto de la diversidad cultural, para mí , es que las culturas no preservan sus costumbres y tradiciones al cien por ciento, sino que las van modificando o a veces cambiando al ver las demás culturas. Esta bien que se tenga intéres por las otras culturas, pero se tiene que intentar no cambiarlas porque tu cultura es lo que te define.

¿Cómo ha influido la diversidad cultural, la educación y los problemas sociales en América Látina?

Ha influido de diversas maneras, una de ellas es la tecnología que permite a la información llegar a cualquier parte, haciendo que las ideas y la forma de pensar de las personas cambien y por consiguiente sus actos en la sociedad, provocando que la sociedad actue en conjunto, ya sea para bien o para mal.

viernes, 23 de septiembre de 2011

EJEMPLOS DE GLOBALIZACIÓN E IDENTIDAD CULTURAL

Globalización

La globalización ha llegado a México porque  hay naciones mas industrializadas y desarrolladas en tecnología, como seria la comunicación, la ciencia y el comercio. Por ejemplo en la comunicación se encuentra el telefono celular, las computadoras, los televisores, que por cierto a cada rato andan sacando nuevo producto, solo por tener una nueva función o porque es de otro color ya cuesta mas caro.

Identidad cultural

En México aun existen peronas que hablan náhuatl , que siguen con las tardiciones y costumbres que tenían nuestros antepasados.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

LA CRISIS DEL SISTEMA POLITICO MEXICANO Y LA TRANSICION DEMOCRATICA (1968-2000)

El Sistema Político Mexicano (SPM) se podría entender como el conjunto articulado de las prácticas y relaciones de poder efectivamente vigentes en una sociedad. Es el ámbito práctico de un gobierno, pues la parte formal estaría compuesta por las leyes y normas. Lo deseable es que tal sistema debería tender a un orden político resultante de la interrelación de sus elementos. Esto se logró, de alguna medida, desde 1929 hasta 1988 cuando el modelo político ya no dio más de sí, quedó agotado y se mantenía con base en reglas autoritarias.
Antes de la alternancia presidencial el SPM tenía como núcleo central el binomio Presidente de la República-Partido del Gobierno, y de ahí emanaba la fuente de poder a partir de la cual se alimentaba todo el mecanismo socio-político. La burocracia, los niveles de gobierno (Federal, Estatal y municipal), los Poderes de la Unión (Legislativo y Judicial), los partidos políticos, las organizaciones sociales y corporativizadas, los medios de información y el mismo Ejército estaban a expensas del núcleo de poder. La forma gráfica que adoptaba era un símil con un sistema solar.
Hoy las cosas son distintas, el anterior esquema está roto y aún no hemos organizado otro nuevo y diferente, las relaciones sociales y políticas entre los niveles de gobierno y la sociedad operan a partir de un híbrido de viejas y nuevas reglas. Por ello es que observamos hechos novedosos, espectaculares, contradictorios, desordenados, como si se tratara de un navío al que le han cortado las amarras y aún no encuentra la brújula y el plan de ruta para buscar el puerto de la consolidación democrática. Lo retante es que ya no podemos anclar el pasado, el viejo esquema difícilmente podría ser reconstruido, la sociedad no permitiría la regresión.
Antecedentes del Sistema Político Mexicano
El sistema que nace en 1929, es resultado de la lucha armada que culmina en 1917. Los caudillos Venustiano Carranza, Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles son quienes ganan la Revolución y no así los representantes de los sectores más pobres, Francisco Villa y Emiliano Zapata.
De todos ellos destacó Plutarco Elías Calles, quien impuso una especie de Maximato, al extender su poder más allá de su gobierno. Pero fue él quien acordó el fin de la etapa de los caudillos y el principio de la época de las instituciones, su logro principal: la transmisión pacífica e institucional del poder.
El instrumento fue la conformación del Partido Nacional Revolucionario (PNR), una constelación de fuerzas regionales y partidos de carácter disímbolo que se aglutinan en torno al “partido del gobierno” (cooperativistas, agraristas, socialistas, regionalistas, militaristas, profesionistas, gremialistas, obreristas). El PNR nace con los objetivos de: establecer la democracia, mejorar el ambiente social y la reconstrucción nacional.
La consolidación del Sistema Político Mexicano
El presidente Lázaro Cárdenas del Río se afianza en el poder golpeando a Plutarco Elías Calles, quien en 1936 tuvo que comparecer ante las autoridades acusado de acopio de armas, ante lo cual abandonó el país, por la fuerza, para un exilio físico y político que habría de durar casi un decenio. Antes de que el callismo pudiera reaccionar, el Maximato había tocado a su fin. Al mismo tiempo destruyeron su principal base de apoyo, la maquinaria política de Garrido Canabal y sus ‘camisas rojas’ en Tabasco.
En 1938 el PNR se transforma en Partido de la Revolución Mexicana (PRM), con una base formada por los sectores obrero, campesino, popular y militar. La diarquía Presidente/jefe máximo, fue sustituida por la de Presidente/Partido.
A partir de 1940, los elementos centrales del sistema político se definieron con mayor nitidez y en muchos casos se ampliaron pero muy pocos cambiaron. El centro aglutinador siguió siendo la Presidencia de la República, cuyas facultades constitucionales y meta constitucionales no se vieron obstaculizadas ni limitadas por los otros poderes federales con las que se supone comparte el poder, ni tampoco por el surgimiento de centros informales de poder. El Congreso, el poder judicial, el gabinete, los gobernadores de los estados, el ejército, el partido oficial, las principales organizaciones de masas, el sector paraestatal e incluso las organizaciones y los grupos económicos privados, reconocieron y hasta apoyaron el papel de la Presidencia y el presidente como instancia última e inapelable en la formulación de iniciativas políticas y resolución de los conflictos de intereses en la cada vez más compleja sociedad mexicana.
Como conclusión en 1946 desparece el cuarto sector del PRM, los militares, y de paso este se transforma en Partido Revolucionario Institucional (PRI). Una parte consubstancial a la institucionalización del poder de los hombres que triunfaron con la Revolución fue la estabilidad y el crecimiento económico. Con dos fases o ritmos que, Héctor Aguilar Camín y Lorenzo Meyer, identifican como el “milagro mexicano” que va de 1940 a 1968 y observa un crecimiento económico de 6% sostenido en promedio; y el momento que va de 1968 a 1984, que describe el agotamiento de una estrategia económica, identificada con la crisis.
El “desarrollo estabilizador” que tuvo su florecimiento hasta 1973, mantuvo como características la sustitución de importaciones, barreras proteccionistas y fuerte inversión en irrigación, ferrocarriles y energía. La salida planteada, después, no tuvo éxito y se cayó en el populismo económico.
Conflictos sucesorios y oposición al Sistema
El agotamiento del sistema político se explica, también, por los enfrentamientos internos de la clase política gobernante, expresados de manera palpable en la coyuntura de la sucesión presidencial y por el mismo crecimiento e implantación territorial de las fuerzas de oposición.
1939–1940. La revolución cardenista viró a la derecha en la persona de Manuel Ávila Camacho (1940–1946). Sin embargo la sucesión no fue tersa, pues el general Juan Andrew Almazán se fue por la libre y buscó vencer al candidato cardenista.
1945–1946. A la candidatura de Miguel Alemán Valdés (1946–1952) se opuso la de Ezequiel Padilla, operando la llamada ‘oposición desde adentro’.
En 1952 la candidatura de Adolfo Ruiz Cortines (1952–1958) encontró la oposición del general Miguel Henríquez Guzmán.
1970. Con el movimiento previo del conflicto estudiantil de 1968, se interpreta que Luis Echeverría Álvarez (1970–1976) no fue ajeno y uso el conflicto como una forma de posicionarse y presionar a favor de su candidatura, originalmente el no era el favorito de Gustavo Díaz Ordáz.
1976. Las pugnas sucesorias se expresan en los apoyos de la “familia revolucionaria” hacia Mario Moya Palencia, y sin embargo Luis Echeverría, apoyado por Fidel Velázquez Sánchez, se decide por José López Portillo (1976–1982). Además hay una devaluación del peso.
Durante el gobierno de José López Portillo el Sistema adopta una medida liberalizadora, la reforma electoral de 1977. Tal reforma permitió la legalización del Partido Comunista Mexicano (PCM), el Partido Socialista de los Trabajadores (PST) y el Partido Demócrata Mexicano (PDM). La flamante Ley de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales (LOPPE) permitió la creación de los distritos uninominales (300) y plurinominales (100).
1982. La clase política se enfrenta cuando los políticos tradicionales apoyan a Pedro Ojeda Paullada y Javier García Paniagua, mientras que José López Portillo “destapa” a Miguel de la Madrid Hurtado (1982–1988).
En lo económico 1982 expresa otra crisis, ahora se maneja como la causa principal la caída internacional de los precios del petróleo y entre las supuestas soluciones se nacionaliza la Banca.
Es en 1982 cuando diversos sectores empresariales del país se movilizan a partir de la nacionalización de banca. En particular las reuniones denominadas “México en la Libertad”, cuyos objetivos eran oponerse a tal nacionalización e incidir en la opinión pública.
Este bloque al que podemos denominar como los empresarios críticos (en donde participaron sobre todo pequeños y medianos empresarios) mantuvieron posturas de rechazo al modelo estatista y de economía mixta, pero también hacia el autoritarismo político; la tendencia empresarial de oposición que estuvo muy activa en los años 70 se reactivó y adquirió un nuevo perfil, el de abrirse hacia el entorno de las empresas.
Desde entonces, un sector del empresariado entendió que la transición política estaba en puerta y que era necesario actuar a su favor desde su realidad institucional. Pero también, que para hacer posible la modernización económica y política era necesario relacionarse o vertebrarse con organismos cívicos y sociales; de alguna manera, como ha ocurrido en otras transiciones a nivel internacional, algunos sectores empresariales tuvieron que actuar como órganos socio-políticos de sustitución. Es decir, tuvieron que asumir funciones que los partidos de oposición o movimientos sociales no realizaban en favor de ciertas demandas sociales.
Sin embargo, la acción circunscrita a las instituciones empresariales tenía sus límites, en particular la acción político-partidista, y fue cuando varios empresarios decidieron postularse a cargos de representación pública; situación emblemática en el caso de Manuel J. Clouthier. Estableciendo la diferencia entre “lo político” y “la política” (en sentido partidista).
En lo que toca al espacio electoral el PAN se fortaleció como opción política, logrando el 17.5% de la votación presidencial.
Durante el gobierno de Miguel de la Madrid se fue dejando el control de la economía en manos de Carlos Salinas de Gortari y de su equipo, a tal grado que, a mediados del sexenio, tomaban prácticamente todas las decisiones en ese rubro. Por eso era previsible que De la Madrid se inclinaría por CSG (1988–1994) para colocarlo como el sucesor. Esa fue la causa de la confrontación entre salinistas y los “duros” del sistema, según la “ley del péndulo” le tocaba el turno a la vieja guardia y en cambio los tecnócratas querían mantenerse en el poder.
En 1987 la crisis cobra forma con la caída de la Bolsa de Valores. Con MMH la inflación alcanzó, en 1987, el 159%.
Las pugnas en la clase política llegan al punto de la escisión, con la salida del PRI de un importante núcleo identificado con el cardenismo y el nacionalismo revolucionario. Entre las figuras representativas estaban Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez, que primero formaron la Corriente Crítica y luego el Frente Democrático Nacional.
Etapa contemporánea
El grupo de Carlos Salinas de Gortari (CSG) se preparón con antelación para tomar el poder, inició su despegue al formar la Asociación Política y Profesión Revolucionaria (1971), donde estaban José Francisco Ruiz Massieu, Emilio Lozoya, Manuel Camacho, Hugo Andrés Araujo, Raúl Salinas y René Villarreal. Su padrino fue Mario Moya Palencia.
Al trabajar con Miguel de la Madrid Hurtado (MMH), CSG conoció a Pedro Aspe y a la vez tenía parentesco con Leopoldo Solís Manjarrez (subdirector del Banco de México), quien fue jefe de Ernesto Zedillo. Además, una parte de sus aliados ingresaron como profesores al Colegio de México, tal fue el caso de Manuel Camacho, Luis Donaldo Colosio, Otto Granados, Jaime Serra Puche y Guillermo Ortiz quien conoció en Stanford a José María Córdoba Montoya, éste último fue invitado al Colmex por Francisco Gil Díaz.
En las elecciones presidenciales de 1988, como nunca antes, la oposición se manifestó electoralmente y la ciudadanía encontró en Cuauhtémoc Cárdenas y Manuel J. Clouthier opciones reales para terminar con el ciclo de dominación priista. El candidato triunfador apenas logra superar el 50% de la votación presidencial.
Carlos Salinas de Gortari, cuestionado en su legitimidad presidencial, llega con la oferta de un Acuerdo Nacional para la Ampliación de la Vida Democrática, sin embargo su estrategia modernizadora le da prioridad a la reforma económica sobre la reforma política. En 1989 nace el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE), nuevo intento liberalizador.
La reforma política salinista es limitada, pero tiene que aceptar triunfos panistas a nivel municipal, federal, en las gubernaturas de Baja California y Chihuahua, y el interinato de Guanajuato.
La reforma salinista quedó incompleta, aunque supuestamente la reforma económica preparaba el terreno para una futura democratización, así lo dejaba ver la conformación y renovación de los principales mandos políticos en el PRI, las gubernaturas y el grupo de presidenciables.
No obstante, llegamos a 1994 con la agudización de los enfrentamientos al interior de la clase política: el levantamiento armado en Chiapas, y los asesinatos de Luis Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu son los indicadores visibles de que el régimen y el sistema ideado en 1929 ya no eran funcionales.
El gobierno responde con nuevas reformas, se aprueba la inclusión de consejeros ciudadanos en el Consejo General del IFE, se acepta un debate televisivo entre los candidatos a la Presidencia de la República y se admite la participación de observadores electorales, entre otras novedades.
Ante la amenaza de un triunfo opositor, se interpreta que la clase política realiza una “tregua”, misma que posibilita el triunfo del PRI, que logra una mayoría relativa, pero no recupera su hegemonía política.
Después de las elecciones la crisis económica, en diciembre de 1994, confirma el ciclo recurrente de fin de sexenio; cada seis años las contradicciones han venido estallando, pero cada vez con más fuerza. Al finalizar el sexenio salinista parecía que el ciclo del Sistema Político Mexicano había terminado, estábamos como en 1929.
Ante la crisis de 1994, Ernesto Zedillo no dudó en culpar a su antecesor, a tal grado que Carlos Salinas abandonó el país mientras su hermano fue encarcelado como autor intelectual del asesinato de José Francisco Ruiz Massieu. Las tensiones al interior del grupo gobernante no cesaron de manifestarse a lo largo del sexenio y, en consecuencia, el priismo perdió cohesión, eficacia y legitimidad. Un indicador de estas tensiones es el hecho de que el gabinete presidencial experimentó más de medio centenar de cambios a lo largo del sexenio.
En estas condiciones, el PAN derrotó al partido oficial en Jalisco, Guanajuato, Nuevo León, Aguascalientes y Baja California; mientras que el PRD y sus aliados triunfaron en Zacatecas, Tlaxcala y Baja California, al tiempo que una coalición PAN-PRD obtuvo la victoria en Nayarit, Chiapas y Guerrero. Cuando ocurrieron las elecciones federales de mediados del sexenio -junio de 1997-, una opinión pública cada vez más alejada del gobierno que se vio cobijada por la independencia del Instituto Federal Electoral (IFE) dio el control de la Cámara de Diputados a la oposición. Efectivamente, el PRI apenas logró 38% de los votos, en tanto que los dos grandes partidos de oposición -el PAN y el PRD- obtuvieron resultados muy similares: cerca de 27% de los escaños. Por primera vez desde el siglo XIX, el Poder Legislativo estaba en manos de la oposición.
Sin embargo lo ocurrido únicamente era el prólogo de algo más importante: el enfrentamiento electoral en condiciones de equidad que ocurriría el 2 de julio del año 2000, fecha en la cual terminaría el viejo sistema de partido dominante.

MOVIMENTOS SOCIALES Y LUCHAS POLITICAS EN LA SOCIEDAD MEXICANA CONTEMPORÁNEA

Guerra de Independencia (1810-1821)
Tras las revueltas independentistas iniciadas a principios del siglo XIX hasta culminar en el año de 1821, la Nueva España se separó del control de España para pasar el control administrativo y material a los "criollos" (españoles nacidos en la Nueva España), evento que se logró a partir de la guerra independentista de 1810 hasta 1821, movimiento que fue iniciado por Miguel Hidalgo y Costilla y continuado por otros insurgentes. Durante el transcurso del siglo XIX el país fue sujeto de constantes revueltas y levantamientos destinados a obtener el control y el poder administrativo. Facciones que disputaban intereses eclesiásticos, conflictos territoriales, nuevas formas de gobierno, e invasiones de países extranjeros dejaron agotados los recursos con los que contaba el país haciendo que la nueva nación emergente tardara en perfilarse.
Después de que se empezó a querer una independencia a principios del siglo XIX, la Nueva España se separó del dominio de España para que todas las tierras y poder económico pasara a los criollos. La Independencia empieza el 15 de septiembre en la noche (pero se celebra el 16 desde el principio de sus años independientes que durante el régimen Porfirista se consolida porque él también cumplía años ese día) de 1810 con el grito de "Dolores" por Miguel Hidalgo y Costilla. Con otros Insurgentes pelearon durante 11 años hasta ganar la guerra de independencia en 1821. Con esto se cambió el nombre a Estados Unidos Mexicanos.
Imperio Mexicano y los primeros años de independencia (1821-1846)
La consumación de la independencia de México fue el inicio de una larga era de caos en México. Inmediatamente después de ganar la guerra de independencia, Agustín de Iturbide creó, con la ayuda de los conservadores, el primer imperio mexicano (1822-1823). Después de la caída de Iturbide, liberales y conservadores no se podían poner de acuerdo en el futuro del país: los liberales querían implementar cambios económicos, políticos y sociales, mientras que los conservadores querían mantener el sistema social existente.
El resultado de estos desacuerdos fueron décadas de inestabilidad política. Después del gobierno de Iturbide, el Congreso Mexicano creó la Constitución de 1824 por la que México se convirtió en los Estados Unidos Mexicanos, con un gobierno Republicano y Federal, en virtud del mismo, fue electo el primer presidente de México que fue Miguel Antonio Fernández Félix, más conocido por el nombre de Guadalupe Victoria.
El gobierno de Victoria entre 1824 y 1828 fue más o menos tranquilo gracias a los préstamos otorgados por Inglaterra que permitieron cubrir los sueldos de los empleados del gobierno y el ejército, pero a medida que se llegaban las elecciones, el clima se hacia turbulento, a merced de la disputa entre las logias masónicas por el control político y económico del país.
Las elecciones de fines de 1827 fueron álgidas, el triunfo fue para Manuel Gómez Pedraza que era apoyado por la logia masónica escocesa, pero finalmente, el Congreso ante la presión de la logia masónica yorkina dirigida en México por el embajador estadounidense Poinsett, le dio el triunfo a don Vicente Guerrero, que gobernaría solo dos años, hasta 1831 cuando el poder se lo arrebató Anastasio Bustamante.
La forma en que Bustamante llegó al poder y el asesinato de Guerrero motivaron un clima de descontento que alentó el regreso de personajes como Antonio López de Santa Anna, a la sazón Héroe nacional, por haber derrotado a las fuerzas españolas de reconquista de Isidro Barradas.
Durante estos años Antonio López de Santa Anna se transformó en la persona más importante de la nación, cambiando sus lealtades de acuerdo con que bando tenía más poder en ese momento.
El costo de esta inestabilidad fue la pérdida de la mitad del país; pérdida que favoreció a los Estados Unidos. Texas se declara independiente en 1836, y California, Nuevo México y Arizona se pierden al finalizar la guerra México-Estados Unidos (1846-1848).
Invasión estadounidense (1846-1850)
Las bases fundamentales de la invasión de Estados Unidos a México se dieron en lo que se conoce como el "Destino Manifiesto". Esta política era un recurso que enarbolaban los norteamericanos para extender en la medida de lo posible a otros países su ideología, ya fuera por la dominación cultural o bien con la expansión militar. El segundo recurso siempre era más utilizado.
Los pobladores de Estados unidos querían seguir expandiéndose, decidieron invadir el territorio mexicano, el gobierno mexicano los dejó con tres condiciones; que hablaran español, que se convirtieran a la religión católica y que no tuvieran esclavos. Los estadounidenses aceptaron en principio, pero al poco tiempo dejaron de cumplir su promesa y la guerra por el territorio mexicano empezó (Guerra México-Estados Unidos). Sus ansias de expandirse hacia el sur fueron inevitables, lo que provocó una guerra a todas luces desigual.
En ese momento el presidente de la unión americana era James Polk Knox, quien habría advertido al congreso de su país de sus deseos de intervención a su débil vecino del sur, y fue el mismo congreso quien lo motivó a realizar esta invasión, es decir, casi de forma unánime se pronunciaron por esta, salvo pocas voces que estaban en desacuerdo, entre ellas la de Abraham Lincoln, representante de Illinois.
Revolución de Ayutla (1850-1855)
El recuerdo de la gran revolución de Ayutla, nos da ocasión para significar la limpia trayectoria de la vida de Juan N. Álvarez, ciudadano ejemplar, revolucionario puro que entrega a la Patria medio siglo de su existencia, amalgamada con la causa misma de la libertad y agigantada por la fuerza política y moral y el profundo contenido social de nuestras revoluciones.
Inicia Morelos apenas sus operaciones en el Sur, cuando el 17 de noviembre de 1810, en el pueblo de Coyuca, hoy de Benítez, se incorpora a su escolta el joven Juan N. Álvarez, quien ha de asistir al lado de Morelos, mientras este vive y después, al lado de Don Vicente Guerrero, a la mayor parte de las acciones de armas de los 11 años de la Guerra de Independencia, hasta verla coronada por el éxito en el memorable Abrazo de Acatempan, el Plan de Ayutla y la entrada a México del Ejército Trigarante.
No disipada todavía la lucha, defiende el federalismo (Constitución del 4 de octubre de 1824), con el conocimiento pleno de que representaba la única forma de asegurar el pleno goce de las libertades, que el centralismo pretendía ahogar, continuando el sistema virreinal a base de concentrar el poder y la autoridad en unas cuantas manos.
Esta convicción le mantuvo activo hasta 1854. En el período que va de la consumación de la Independencia Política a la Gran Revolución de Ayutla, solo mantiene en paz a su provincia, cuando surgen los gobiernos liberales que dan vigencia a la Constitución de 1824, con una sola excepción que lo honra. Siendo presidente Santa Anna y manteniéndose los sureños en rebeldía, acaece la invasión estadounidense; el sur depone su actitud y al mando de Juan N. Álvarez presta su contingente, para mantener la integridad Nacional.
El 1º de marzo de 1854, se proclama el Plan de Ayutla y es la figura de aquel joven soldado que se unió a Morelos en 1810, que maduro en convicciones a través del penoso evolucionar de su pueblo, el que ha de prestarle eje y alma a la gran Revolución de Ayutla.
Jesús Romero Flores, escribe “Tres etapas grandiosas ha tenido la Revolución Mexicana: La lucha por la Independencia Política, 1810; la lucha por la libertad espiritual, 1854 y la lucha por la autonomía económica 1910. Hidalgo, Álvarez y Madero, acaso sin proponérselo conscientemente, iniciaron cada una de esas etapas que fueron felizmente continuadas por otros muchos paladines“.
Pero la figura de Juan N. Álvarez se actualiza, cobra importancia, a través de la política presente, porque no solo funde su vida al calor que producen las luchas libertarias, sino que es entonces y se prolonga ahora como una eterna y hermosa lección de civismo.
Y cuando triunfante la Revolución de Ayutla estima necesario nuevamente el sacrificio nos hereda estas preciosas palabras.
Guerra de Reforma (1855-1861)
La Guerra de Reforma duró de diciembre de 1857 a enero de 1861. Con el transcurso de los años, la guerra se hizo más sangrienta y polarizó a la gente en la nación. Muchos de los moderados se unieron a los liberales, convencidos de que era necesario disminuir y controlar el gran poder de la iglesia. Por un tiempo los liberales y conservadores tuvieron gobiernos paralelos, con la sede del gobierno conservador en la ciudad de México y el liberal en Veracruz. La guerra terminó con la victoria de los liberales y el presidente Benito Juárez se llevó su administración a la ciudad de México.
Intervención Francesa y el II Imperio Mexicano (1862-1867)
La presidencia de Benito Juárez (1858-71) fue interrumpida por el segundo imperio de México (1864-67). Conservadores trataron de instituir una monarquía cuando ayudaron a traer a México el archiduque de la casa real de Austria, conocido como Maximiliano de Habsburgo (cuya esposa era la princesa belga Carlota Amalia) con la ayuda militar de Francia, que estaba interesada en la explotación de las minas del noroeste del país.
Aunque el ejército francés, entonces considerado uno de los más eficientes del mundo, sufrió una derrota inicial en la Batalla de Puebla el 5 de mayo de 1862, eventualmente derrotaron a las fuerzas del gobierno mexicano dirigido por el general Ignacio Zaragoza, y pusieron a Maximiliano como el emperador de México. Maximiliano de Habsburgo favorecía el establecimiento de una monarquía limitada que compartiría el poder con un congreso electo democráticamente.
México Liberal (1867-1876)
La República fue restaurada en 1867, cuando los franceses salieron de México. Benito Juárez se dedicó a reconstruir el país y a cumplir con los mandatos de la constitución de 1857. La sociedad se secularizó, y el gobierno intenta atraer a la inversión extranjera con la pacificación del país y con proyectos que actualizaban la infraestructura de transportes.
Durante estos años, Benito Juárez consolidó su poder, y fue reelegido en dos ocasiones. Porfirio Díaz, héroe de la batalla de Puebla, se levantó en armas en contra de Juárez en 1872, pero la nación responde con desdén a su llamado a las armas. Benito Juárez muere en 1872, y Sebastián Lerdo de Tejada asume la presidencia.
En 1876, Lerdo de Tejada busca la reelección, y Díaz vuelve a levantarse en armas. En esta ocasión, Díaz es victorioso y derrota a Lerdo de Tejada, que termina huyendo del país.
Porfiriato (1876-1910)
Porfirio Díaz llegó a la presidencia en 1877. Durante los más de treinta años de su presidencia (1876-1911) gerontocracia, la infraestructura del país se fortaleció gracias a la inversión extranjera. Este periodo de relativa prosperidad y paz es conocido como el porfiriato. Pero la gente no estaba conforme con el gobierno durante el porfiriato. México atraía a inversionistas porque Díaz les daba muchas preferencias y la paga a los trabajadores era muy baja. El resultado fue que una minoría de inversionistas, nacionales y extranjeros, se enriquecieron, y la mayor parte de la población vivía en la miseria. La democracia fue suprimida completamente, y la disidencia era reprimida, generalmente con brutalidad.
Revolución Mexicana (1910-1924).
En 1910, Díaz, ya de ochenta años, decidió convocar elecciones para reelegirse como presidente. Creyó que para entonces había eliminado toda oposición seria en México. Sin embargo, Francisco I. Madero, un hombre de disposición académica proveniente de familia adinerada, decidió lanzarse como candidato en contra de Díaz, y pronto obtuvo el apoyo del pueblo.
Cuando los resultados oficiales de la elección fueron anunciados, se declaró que Díaz había ganado la reelección con el casi unánime voto de la nación; Madero recibió unos cuantos cientos de votos. El fraude fue tan obvio, que la gente se amotinó. Madero preparó un documento llamado el Plan de San Luis Potosí, en el cual llamó a los mexicanos a la armas para luchar en contra del gobierno de Porfirio Díaz el 20 de noviembre de 1910.
Este plan inició la revolución mexicana. Madero fue encarcelado en San Antonio, Texas, pero el plan continuó su curso, aun con Madero tras las rejas. El ejército federal fue derrotado por las fuerzas revolucionarias, lideradas por Emiliano Zapata en el sur, Pancho Villa y Pascual Orozco en el norte, y Venustiano Carranza. Porfirio Díaz renunció en 1911, por “el bien de la nación,” y salió a su exilio en Francia, donde murió en 1915.
Los generales revolucionarios tenían objetivos diferentes. Las figuras revolucionarias variaban de los liberales, como Madero, a los radicales como Emiliano Zapata y Pancho Villa. Como consecuencia, fue difícil llegar a un acuerdo de cómo organizar el gobierno de las fuerzas triunfantes de la revolución. El resultado fue una lucha por el control del gobierno de México que duró más de veinte años. Este periodo es considerado parte de la revolución mexicana, pero también se puede considerar como una guerra civil. Durante este tiempo muchos de los líderes más destacados de la revolución, Madero (1911), Venustiano Carranza (1920), Emiliano Zapata (1919) y Pancho Villa (1923), fueron asesinados.
Después de la renuncia de Díaz, Madero fue electo presidente en 1911. En 1913 sufrió un golpe de estado y fue asesinado por órdenes de Victoriano Huerta. Venustiano Carranza, general revolucionario encabezó el movimiento en contra de Huerta. Carranza, uno de los muchos presidentes que México tuvo durante este periodo turbulento, también promulgó una nueva constitución el 5 de febrero de 1917, la cual todavía rige México.
En 1920, Álvaro Obregón Salido asumió la presidencia. Él le dio lugar en el nuevo gobierno a todos los elementos de la sociedad mexicana excepto por los hacendados y religiosos más reaccionarios, y catalizó con éxito el movimiento liberal, particularmente en consentimiento del rol de la iglesia católica, mejorando la educación y tomando pasos hacia la institución de derechos a la mujer.
Aunque la revolución Mexicana y la guerra civil habían terminado para 1920, los conflictos armados no cesaron hasta el final de esa década. El conflicto más grande de esta era fue entre aquellos que favorecían una sociedad secular con separación de la religión y el gobierno, y aquellos que favorecían la supremacía de la Iglesia Católica Romana. Este conflicto terminó en un alzamiento armado de parte de aquellos que apoyaban a la iglesia, y la guerra se llamó “la guerra cristera.”
Porfirio Díaz había apoyado el Plan de Ayutla bajo las órdenes de Juárez durante la guerra de la reforma y contra Maximiliano. Por diferencias con Juárez proclamó el Plan de la Noria, y tuvo que exiliarse. Más tarde, lanzó el Plan de Tuxtepec contra Lerdo de Tejada ocupó la capital y el gobierno en 1876, y gobernó hasta 1911 con pocas interrupciones ningún hombre había conservado tanto tiempo el poder después de la conquista. Manejo el país durante 30 años, directamente unas veces y otras por medio de otro presidente. El porfiriato le dio a México dos cosas que le eran muy necesarias: inversión de capitales, paz y orden interno que había vuelto a conocer desde tiempos de la colonia. Durante el porfiriato se creó la Secretaria de Educación Pública y Bellas Artes, y en 1910 se reorganizó la universidad de acuerdo con las normas actuales de la enseñanza superior. Se inició la expropiación petrolera por hombres de negocios extranjeros. Fueron anuladas muchas de las leyes de la reforma, principalmente las relativas a los bienes de la iglesia y a la educación religiosa.
Maximato (1924-1936)
Hasta la instauración del régimen del General Porfirio Díaz a finales del siglo XIX y principios del siglo XX el país fue impulsado de manera importante ante la nueva Revolución industrial; las costumbres y la fisonomía de las ciudades, los transportes y la producción de bienes materiales cambiaban para dar paso a la nueva modernidad. Esto marcó grandes distancias entre las sociedades creando un ambiente de inestabilidad que desató la Revolución mexicana en el año de 1910, periodo caracterizado por nuevas revueltas e insurrecciones en múltiples regiones del país hasta que grupos revolucionarios obtuvieron el control y de inmediato se pasó a promulgar la nueva Constitución moderna que desplazó a las anteriores.
El ex presidente Álvaro Obregón quiso retornar al poder y logró que se reformaran las leyes que prohibían la reelección. Ganó las elecciones presidenciales de 1928. Pero antes de tomar posesión, durante una comida en que se celebraba su victoria, fue asesinado.
Como consecuencia del asesinato del presidente electo, el Congreso designó como presidente provisional a Emilio Portes Gil. Para fortalecer el gobierno, Calles les propuso a los jefes políticos y militares la creación de un partido político que serviría para resolver sus diferencias y fomentar la unidad. Así nació, en 1929, el Partido Nacional revolucionario (PNR).
En las nuevas elecciones ganó el candidato del PNR, Pascual Ortiz Rubio; fue una votación muy discutida contra José Vasconcelos, que era candidato independiente. Sin embargo, el verdadero poder lo tuvo Plutarco Elías Calles, llamado Jefe Máximo de la revolución.
De 1928 a 1934 hubo tres presidentes: Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo L. Rodríguez. Ninguno de ellos cubrió un periodo completo. A este periodo se le conoce como el Maximato, porque durante ese tiempo el poder se concentró en el Jefe Máximo. La influencia de Calles terminó cuando el siguiente presidente de la República, el general Lázaro Cárdenas, lo expulsó del país. Después se fue a Francia...
México contemporáneo (1936-2010)
Durante el siglo XX, México continuó su trayecto integrándose a los nuevos adelantos de la sociedad mundial. El Partido Revolucionario Institucional) mantuvo la supremacía en la administración del país desde la época de la Revolución mexicana y con grandes altibajos fue superado por una importante oposición pacífica al ya convertido régimen a principios del siglo XXI.
Al terminar el periodo presidencial de Lázaro Cárdenas, una parte importante de las clases medias y altas se encontraba alienada por sus medidas izquierdistas, por lo que éste, para mantener la frágil estabilidad que había alcanzado el país, decidió escoger como sucesor a Manuel Ávila Camacho de una tendencia más conservadora.
Entre las acciones que realizó Manuel Ávila Camacho se encuentran la creación del IMSS; la eliminación del sector militar del PNR (el cual tomó, desde ese momento, su nombre actual, PRI); y la sustitución del líder de la CTM, Vicente Lombardo Toledano, por Fidel Velázquez, quien presidiría dicha organización hasta su muerte en 1997.
En general, el gobierno de Manuel Ávila Camacho se caracterizó por la búsqueda de lo que se llamó en ese entonces "unidad nacional", es decir, la reconciliación de las diferencias que había provocado el cardenismo, aunque en algunos casos esto significara un retroceso en las políticas sociales adoptadas por Cárdenas.
En materia de política exterior, el gobierno de Ávila Camacho tuvo que enfrentar la entrada de México a la Segunda Guerra Mundial del lado de los aliados, luego de que un submarino alemán hundiera el buque petrolero mexicano "Potrero del Llano" frente a las costas de Florida. Lo anterior comprometió a México en la Guerra.
En el año 2000 Vicente Fox Quesada postulado por el Partido Acción Nacional ganó las elecciones presidenciales y por primera vez en 71 años el partido oficial emanado de los postulados de la revolución cesó en su predominancia.